La tecnología, es una de las herramientas por la que las grandes y pequeñas empresas compiten constantemente, de modo que, puedan sobresalir en las industrias en que se desempeñan, la calidad y eficiencia de la misma se ven limitadas por los presupuestos de cada organización y es ahí donde la creatividad de crear e implementar nuevas tecnologías entran en juego.
En el campo de la tecnología, hay empresas que lideran y que están siempre a la vanguardia, sus clientes las reconocen como tal e, incluso, alrededor del mundo, revistas como Forbes, así como analistas económicos, se dedican a enlistar las empresas según sus índices económicos como los precios de las acciones, para determinar cuál de todas es la “MEJOR”.
No hay duda de que ser parte de estas listas, es un gran reconocimiento para los empresarios, este, viene siendo el “Oscar” de la Academia, ya que da visibilidad no sólo a los expertos, sino también a la “plebe” o mejor dicho aquellos que representan el mercado meta, generando nuevas oportunidades de ventas y crecimiento.
Pero, ¿Dónde deja a los colaboradores de las empresas, todo esto de hacer de conocimiento público los avance tecnológicos, la eficiencia, innovación y ventajas de estar entre los mejores si lo mismo que se predica, no se práctica dentro de la organización?
Todos los días vivimos diferentes retos, y es acertado decir que: “Nada es perfecto”, por lo tanto siempre existe un margen de error y, es ahí donde se cabe mencionar los “errores del sistema”. El problema radica en que ese debería de ser un pequeño porcentaje de error, se ha convertido en el día a día de empresas que pregonan ser los líderes tecnológicos del mundo.
Los “call center” son un gran ejemplo, estos lugares que se dedican a solucionar los problemas que los clientes enfrentan con sus productos de última moda, carecen casi en su totalidad de herramientas que les permitan ser eficientes y sacar su trabajo adelante, en un lugar donde los agentes dicen haberse acostumbrado a que el sistema falle y peor aún, no sirva en absoluto.
Los colaboradores de una empresa son los que tienen contacto directo con los clientes, y dan la cara por la misma y, es a ellos a quien los clientes estarán mirando, para calificar el servicio que reciben. Ser líder en el mercado se puede aplicar a muchas connotaciones, pero no cabe duda que las empresas deben subsanar sus problemas tecnológicos internos antes de divulgar un liderazgo que no podrán sostener en el tiempo.
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